En la comunicación no deberían valer las “medias tintas” pero, por desgracia, muchas veces comprobamos que es así, que la información “cojea”, que el mensaje no se lanza de forma certera, que no se llega a quienes se debería llegar y, sobre todo, que no se tienen en cuenta todos los campos: comunicación “pura y dura”, relación con los medios de comunicación, presencia en redes sociales y, finalmente, resultados.

Por eso es fundamental definir una estrategia de comunicación integral, comunicación 360º. Veamos, de una manera resumida y muy certera, qué hace falta para que así sea:

  • Definir una estrategia – Comenzar definiendo las líneas claves, qué queremos transmitir, a quién, cómo y por qué. No nos enredemos en objetivos inalcanzables o que no encajan con nuestra filosofía, vayamos al grano.
  • Comunicación interna y externa – En nuestra estrategia, no solo debemos prestar atención a la comunicación que queremos “lanzar al mundo”, sino a la que queremos transmitir al equipo interno de la empresa, de qué manera se comunican entre ellos, por qué canales definir una comunicación fluida y en la que prime la coordinación.
  • Implicar a todo el equipo – Una vez tengamos definida la estrategia y nuestros objetivos, es fundamental implicar al equipo de profesionales que trabajan en la empresa. Que formen parte activa de esta estrategia, porque ahí radica una parte muy importante del éxito  de la misma. Que participen, que informen a la persona o personas encargadas de la comunicación de qué hacen, qué novedades hay en sus distintos departamentos; cada cosa que realizan puede ser información muy valiosa para externalizar y darla a conocer.
  • La imagen lo es todo – Nuestra imagen corporativa es la que enseñaremos al mundo exterior, no solo nuestro logotipo, sino nuestra web, nuestras redes sociales y lo que se publica en ellas. Siempre tener una homogeneidad, un estilo propio que atraiga y capte la atención.
  • Formamos equipo, quiénes somos – Siempre he sido partidaria de ofrecer transparencia, imagen de equipo y de “poner cara” a las personas que trabajan en la empresa. Entrevistarlas y conocerlas como profesionales y como personas da una sensación de cercanía que siempre es muy positiva.
  • Las redes sociales y los medios de comunicación “tradicionales”, nuestro escaparate – Cada uno en su sitio, en su momento, los medios de comunicación deben saber de nuestra existencia y no debemos menospreciar cualquier ocasión en la que estar en contacto con ellos. Y las redes, qué decir de ellas a estas alturas, que quien no está no existe, así de claro. No saturar, pero estar ahí, dando imagen, contando nuestra actividad, nuestra filosofía, compartiendo al mundo lo nuestro y lo de los que están a nuestro lado.
  • Observar a la competencia – Sin obsesionarse, sin presión, pero saber quién es nuestra competencia, qué hacen. Y seguir nuestro camino.
  • Gestión de crisis – Importante definir una estrategia cuando se produce una crisis, y si tenemos las “líneas maestras” de esta estrategia antes de que una posible crisis suceda, mejor. Jamás caer en descalificaciones, en lenguaje malsonante, siempre con educación, con formas, sin perder los papeles. Compostura ante todo y, desde luego, saber reconocer y asumir los errores, si los ha habido.